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MUJERES EN LA HISTORIA



  HATSHEPSUT

                                    
(XVIII Dinastía)


Hija de Ahmes, y del gran  Thutmosis I; primer faraón del Imperio Nuevo, Hatshepsut fue obligada a casarse con su hermano bastardo Thutmosis II sin que pudiera hacer nada por evitarlo, hecho que por otra parte, era muy habitual entre los miembros de la casa real. Sin embargo, gracias a su carisma innato y su brillante genio natural, consiguió que su padre la designara como heredera antes de morir sabedor de que sería la mejor opción para gobernar el Imperio del Nilo.  Pero las conjuras palaciegas y el machismo dominante, hicieron que fuera su esposo Thutmosis II quién subiera al trono.
Hatshepsut, inteligente y  orgullosa, no aceptó ser la consorte real de un hombre que consideraba mucho menos apto que ella para las dotes de mando, y sin que él se diera cuenta fue creando un circulo de amistades dentro de las altas esferas de poder, principalmente con los sacerdotes del dios Amon, a los  que luego utilizaría para justificar  su poder absoluto a través de la Teogamia.
Thutmosis II murió sin poder disfrutar durante mucho tiempo de su reinado, y una nueva crisis sucesoria se abrió al no dejar ningún descendiente varón legitimo.
Aquí es donde la gran Hatshepsut hace un movimiento magistral. Sus adversarios impusieron al hijo bastardo de su marido como faraón, que gobernaría con el nombre de Thutmosis III, pero Hatshepsut  no iba permitir que se repitiera la historia. Lo aceptó si bien, debido a la corta edad del nuevo emperador ella asumió la Regencia y acordó su matrimonio con su hija Neferura, concentrando todo el poder de Egipto en su persona y asegurándose la legitimidad al trono en la línea sucesoria.
Cuando dominaba todos los círculos y facetas de poder se auto proclamó faraón de la dos Tierras, con todos los honores, incluso con aquellos atributos reservados sólo a los hombres, para lo cual hizo representarse desde ese momento con una barba postiza.
La jugada era perfecta. El joven Thutmosis III, inexperto, no pudo hacer nada por evitarlo y Hatsepsut gobernó Egipto con sabiduría y mano de hierro sabiendo delegar en sus buenos consejeros sin perder un ápice de su liderazgo.
Entre sus mayores logros políticos se encuentran la reconstrucción de los templos destruidos durante la invasión de los Hicsos, veinte años atrás,  y la creación de su templo funerario obra de Senenmut, en Deir el- Bahari una de las joyas arquitectónicas del antiguo Egipto.
Realizó importantes contactos comerciales con reinos próximos, como el famoso viaje a Punt, y a pesar de que su condición de mujer le impidió emprender campañas militares de relevancia, su política exterior basada en la diplomacia tuvo algunos éxitos demostrando la sutil inteligencia  que caracterizó  a esta mujer.
Poco se sabe de las circunstancias que rodearon su muerte, pero seguramente tuvo que ver con el ansia de poder de su hijastro Thutmosis III, que después de ir eliminando uno a uno a su gente de confianza consiguió relegarla del poder.
Hatshepsut murió sola y abandonada, seguramente a manos de su hijastro, pero esto no borra la gran figura de una de las gobernantas de Egipto más brillantes, que dirigió la tierra de los faraones durante dos décadas con una demostración magistral de inteligencia y habilidad.

                                                                                        Mi nombre no me define.



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